Cuando un perro y su amo se miran a los ojos, ambos disfrutan de una descarga de oxitocina que refuerza el vínculo afectivo entre ellos, según demuestra una investigación.
Esta hormona es clave para reforzar el vínculo afectivo entre madres e hijos cuando se miran a los ojos durante la lactancia. Los autores de la investigación concluyen que los perros se han adaptado al circuito neural humano que había evolucionado para reforzar el vínculo entre madres e hijos.
Pero los resultados más interesantes de la investigación son los de los análisis de oxitocina, que se han realizado a partir de muestras de orina antes y después de que personas y perros interactuaran. Cuanto más mira un perro a su amo más aumenta el nivel de oxitocina tanto en la persona como en el perro.
“Los perros se han aprovechado de nuestra sensibilidad parental, utilizando conductas como mirarnos a los ojos, para provocarnos sentimientos gratificantes y actitudes protectoras”
Esta adaptación mutua entre perros y personas en los últimos miles de años explica que se hayan familiarizado con gestos humanos que resultan mucho más difíciles de aprender para los grandes simios o para los lobos .