La mantarraya o manta gigante (Manta birostris) es una variedad de pez raya, del mismo grupo que los tiburones. Es muy común confundir el nombre de "mantarraya," y usarlo en referencia a todas las especies de pez raya, aunque éste en realidad sólo se debe aplicar a la manta gigante,ya que la gente suele pensar que, al igual que los peces raya, las mantarrayas poseen un aguijón con veneno, lo que es completamente falso. La unica manera de que una de estas llegase a matar a un humano sería dejando caer su enorme peso sobre él; pero tambien existen 14 tipos de rayas que matan a sus presas produciendo con su cuerpo choques electricos. La más grande de las rayas, la manta, puede llegar a medir 8,4 metros de envergadura y pesar alrededor de 1.400 kilogramos. En algunos aspectos es una gran desconocida para el hombre. Fue vista por primera vez por Forlan en 1798.
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Habitan en mares de aguas templadas a lo largo y ancho del mundo dónde se alimentan a base de plancton, peces pequeños y calamares. Generalmente, al igual que los tiburones, tienen peces limpiadores o rémoras oportunistas pegadas a la parte inferior, que buscan las sobras que quedan de su alimentación y también buscan protección. En zonas como las costas de Filipinas, Argentina y el Golfo de México su población se vio diezmada en los años noventa por el descontrol en la caza con arpón. Actualmente se desconoce su población y por tanto si está o no en peligro de extinción, en cualquier caso se considera una especie vulnerable en las zonas anteriormente mencionadas.
Muchos acuarios cuentan con tanques lo bastante grandes y con las capacidades de filtrado necesarias como para albergar Mantas Raya. No obstante, ha habido muchos intentos de mantenerlas en cautiverio pero su rechazo a ser alimentadas provoca que mueran en la mayoría de las ocasiones. Los ejemplares de manta que se adaptan al cautiverio suelen crecer más deprisa que en estado salvaje por lo que la mayoría de los acuarios resultan bastante pequeños para su mantenimiento en buenas condiciones. Esto sucedió en el acuario de Lisboa, en Portugal, donde una de sus dos mantas tras varios años viviendo en el tanque principal alcanzó los 4 metros de envergadura y pese a estar bien adaptada a su hábitat artificial y habiéndose acostumbrado a ser alimentada manualmente resultaba demasiado grande y, ante espectativas de un mayor crecimiento, se decidió ponerla en libertad en el 2007, siendo la liberación muy dificultosa (el animal pesaba cerca de 600 kilogramos) culminándo en la muerte de la mantarraya porque no fué rehabilitada para sobrevivir en el medio silvestre.
Al igual que los tiburones o delfines, realizan saltos fuera del agua. Se han observado tres tipos de saltos: salto hacia delante cayendo de cabeza, salto hacia delante cayendo con la cola y voltereta. Las razones por las que hacen esto podrían ser: como método de huida ante sus predadores, para quitarse ellas mismas los parásitos, para comunicarse con otras rayas (el ruido provocado al chocar contra la superficie del agua se puede oír y ver desde varios kilómetros de distancia). Los machos podrían hacerlo también como parte del cortejo, para demostrar su fortaleza o quizás sea simplemente una forma de juego.
Es similar a la de algunos tiburones. El macho dispone de un órgano transmisor de esperma similar a un par de penes llamados claspers que se desarrollan a lo largo de la parte interior pélvica, cada uno tiene un conducto a través del cual el esperma se transfiere a la hembra, donde se produce la fertilización.
Durante el cortejo, uno o más machos persiguen a la hembra. Al final el macho ganador agarra una de las aletas de la hembra entre sus dientes y presiona su vientre contra el de ella, flexiona uno de sus claspers y lo introduce en la abertura de la hembra. La copulación dura unos noventa segundos. El macho tiende a matar a sus contrincantes en parte del cortejo.
Al ser ovípara, los huevos fertilizados permanecen dentro de la hembra por un tiempo desconocido, pero que se estima que puede ser entre 9 y 12 meses o más. Suelen tener una o dos crías pero se desconoce cuándo y dónde las paren, aunque los pocos registros que existen al respecto indican que lo hacen en aguas poco profundas y que las crías miden entre 1,2 y 1,5 m al nacer. Se estima que transcurre un año antes de un nuevo embarazo. Se estima que las mantas pueden vivir unos 50 años o más.
En la actualidad, en el El acuario japonés de Churaumi, en Okinawa, se ha conseguido el nacimiento del primer ejemplar en cautiverio.
Dada la naturaleza dispersa de su principal alimento, el plancton, que es muy nutritivo es bastante probable que emigre, pero se desconoce a dónde y cuándo, y actualmente se está estudiando marcando algunos especímenes con etiquetas o por telemetría sónica en diversas localizaciones.
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Además del hombre, sus depredadores suelen ser los grandes tiburones que habitan en aguas templadas como es el caso del tiburón tigre.
Existen leyendas de pescadores que han sido rescatados por mantas, pero no hay registros de que esto sea cierto. De hecho, existe un debate abierto acerca de si es apropiado o no agarrarse a ellas para ser arrastrados bajo el agua ya que esto puede dañar su capa mucosa que la protege de infecciones, además de que es imprevisible la reacción del animal al contacto con el hombre. Por otro lado, algunos ejemplares se han acostumbrando a la presencia del hombre facilitando así su estudio y preservación en el medio ambiente.
En algunas localidades de Centroamérica y el Pacífico se comercializa y se consume, principalmente salada. Su carne es muy apreciada por su excelente sabor, llegando a ser considerada todo un manjar en Filipinas. La manta gigante también es muy apreciada por su piel y un rico aceite que se extrae de su hígado y su corazón.