Se trata de la espalda más excepcional y poderosa del reino animal. Y la tiene un pequeño mamífero africano, concretamente una musaraña.
Investigadores del Museo de Historia Natural de Chicago acaban de dar a conocer a esta nueva especie descubierta que vive en los poco accesibles bosques de la República del Congo: la musaraña acorazada de Thor.
El nombre es rimbombante, pero hace honor a una criatura con una cualidad maravillosa y única: la columna más robusta que se conoce.
Como puedes ver en la imagen, sus vértebras se encabalgan las unas sobre las otras, de un modo excepcional, otorgándole una fuerza descomunal en su pequeña espalda: en relación con su masa corporal, su columna vertebral es más fuerte que la de cualquier otro vertebrado.
Los investigadores que han dado con este animal no están del todo seguros de la utilidad real que la musaraña da esta rara columna, aunque aventuran que puede servirles para quitar obstáculos como troncos y otra vegetación en su camino hacia suculentos gusanos, lo que le daría una ventaja evolutiva evidente frente a otros animalillos de la zona.
«Nuestra hipótesis es que esta columna vertebral única es una adaptación que permite a estas musarañas hacer palanca con objetos pesados para acceder a recursos alimenticios inaccesibles para otros animales», escriben sus descubridores en un estudio publicado por Biology Letters.
De unos 25 centímetros de largo y 50 gramos de peso, las vértebras de este pequeño animal se engarzan de tal modo que su columna muestra la flexible robustez de una serpiente, capaz de dibujar una ‘S’ sin perder movilidad ni resistencia. Además, sus costillas son planas, cerrando casi todo su tórax, lo que le concede esa coraza resistente que le protege del exterior.
Pero lo más fascinante es que la musaraña acorazada Thor (Scutisorex thori) es el eslabón perdido entre su familia y la poco conocida musaraña acorazada (Scutisorex somereni), de la que se supo por primera vez hace un siglo.
La fuerza de aquella musaraña queda descrita por su descubridor, Joel Asaph Allen del Museo de EEUU de Historia Natural, tras su expedición al Congo de 1917.
Los Mangbetu, nativos de la zona, estaban fascinados por la fortaleza de este animal, según relata Allen, y realizaban un ritual en el que un hombre de más de 70 kilos de peso se ponía de pie sobre la espalda de la musaraña sin que esta sufriera daño.
Tan fascinados estaban los Mangbetu por su fuerza que consideraban el mejor de los amuletos: estaban convencidos de que vestir una parte de la musaraña les proporcionaría invencibilidad y de ahí que su nombre común fuera el de «musaraña heroína (o heroica)”.
Aunque más que superpoderes, la fortaleza de estas musarañas nos enseñan la increíble capacidad adaptativa del reino animal y una muestra más de ultraespecialización como resultado de sus capacidades evolutivas.