A pesar de haber nacido ciega y criada en una “fábrica” de cachorros, Smiley, una preciosa golden retriever, no parece entender lo que es la tristeza. Es una perra feliz, motivada, alegre y amorosa, que trabaja como perra de terapia transmitiendo cada semana su alegría a sus pacientes con discapacidad.
Stacey Morrison, fotógrafo de las fotos, comenta esto acerca de ella: “Se choca muchas veces contra cosas. Está corriendo rápidamente hacia ti y no sabe cuándo parar. Pero lo demás, lo lleva muy bien, hace una vida normal. Va a lo suyo (oler, escuchar, recibir caricias y achuchones ) olvida que tiene una discapacidad “