En la niñez y la juventud desarrollamos hábitos poco saludables que además continuamos durante toda la vida, esto no es tan notorio durante los años más jóvenes pero a medida que una persona envejece su estilo de vida se refleja en muchos ámbitos, particularmente en su salud.
Gran porcentaje de personas después de los 40 años comienzan a padecer problemas de salud, como hipertensión, diabetes y problemas articulares, es verdad que hay patologías a las que se predispone genéticamente, pero hábitos comomala alimentación, tabaquismo y sedentarismo aumentan las probabilidades.
Son muchas las cosas que se deben evitar o cambiar con el fin de gozar de una buena salud durante la vejez, a continuación algunas de las más comunes:
- Controlar el uso de dispositivos inteligentes:Una investigación conjunta entre Brigham y el Hospital de Mujeres de Boston dio a conocer que la luz azul que es la proyectada por tabletas, teléfonos celulares, entre otros, altera el ritmo circadiano normal del organismo, alterando también el descanso nocturno.
- No dormir lo suficiente: Son necesarias entre 7 y 9 horas de sueño. Dormir pocas horas se refleja en la salud ya que eleva las probabilidades de padecer obesidad, diabetes, y hasta depresión, además, se ha demostrado que las personas que duermen poco envejecen más rápido.
- Saltarse comidas: El ayuno prolongado durante el día aumenta la ingesta de alimentos poco saludables y en cantidades exageradas durante la noche, además este patrón alimenticio contribuye en el desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 2.
- Hacer caso omiso a nuestro cuerpo: La mayoría de las veces no prestamos atención a dolores o molestias que podrían estar indicando que algo anda mal.
- Tabaquismo: Este es uno de los hábitos más comunes y perjudiciales en muchos adultos jóvenes, fumar aumenta en gran índice las probabilidades de padecer patologías pulmonares, especialmente cáncer de pulmón.
- Comer sodio en exceso:En las dietas normales se consume más sodio del recomendado, la ingesta de alimentos procesados es uno de los factores que más eleva su consumo que en exceso aumenta la tensión ocasionando hipertensión.
- No hidratarse constantemente: El agua es uno de los elementos que constituyen el cuerpo, y cada célula (incluyendo las de la piel) necesita de ella para su correcto funcionamiento, es por ello que es indispensable mantenerse siempre hidratado.
- Evitar los lácteos: El consumo de lácteos es una fuente de calcio muy importante en la alimentación, particularmente después de los 30, su consumo ayuda a prevenir enfermedades como osteoporosis.
- Consumir en exceso bebidas azucaradas: El consumo de jugos procesados, en especial de refrescos es altamente perjudicial para la salud, ya que eleva las probabilidades de desarrollar obesidad y resistencia a la insulina, ambos desencadenantes de diabetes.
- Sedentarismo: Muchas personas a lo largo de su vida no se preocupan por desarrollar hábitos como el ejercicio que es sumamente importante para combatir la obesidad y aumentar la oxigenación cerebral y pulmonar.