Philip, un panterita de apenas un año de edad, que malvivía en la calle desde que nació y que a pesar de haber visto como el resto de sus compañeros desaparecían poco a poco, él seguía confiando en la persona que lo alimentaba día a día, acercándose hasta comer de su mano y dejándose acariciar.
Hoy Philip está en una casa de acogida, esperando una familia que lo quiera y que pueda seguir acariciándolo y dándole de comer en la mano, como a él le gusta.
Philip ha dado negativo en las pruebas de inmuno y leucemia y se entrega esterilizado, vacunado y con chip.
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