Un perro llamado TurboRoo que nació sin patas delanteras fue abandonado por su propietario en una clínica veterinaria por que decía que no podía atenderlo. Cuando la veterinaria, vio al perro se encariñó de él y lo adopto.
Después de ver al perrito saltando como si fuera una rana, sabía que un carrito o silla con ruedas para perros mejoraría su calidad de vida.
A través de una página de ayudas conoció a un ingeniero que tenía la clave para ayudar al pequeño perro a poder moverse y cambiarle la vida.
La veterinaria afirma que, «Él me había comentado a través de Facebook que estaría bien hacer un carrito». Y alega que, «Después de dos días, y sin haberme pedido las medidas, me envió un mensaje diciendo: «Tengo un carrito para usted».
El ingeniero había hecho varios carritos diferentes, utilizando una impresora 3D. Dando la casualidad de que el ingeniero era el presidente de una compañía llamada: “3DYN”.
Él y la veterinaria hablaron varias veces sobre los ajustes que se deberían hacer para el carrito del pequeñin y consiguieron el perfecto. «Estamos trabajando para actualizar el carro a medida que el perro crece». «Pienso que es increíble que personas ayuden Turbo»,