El beso para algunas especies no es amor, sino un acto de defensa, pelea y muerte. Como los del gurami besador (Helostoma temmincki).
Son peces originarios de pantanos, lagos o aguas estancadas de India, Tailandia, Indonesia o Malasia, que tienen labios gruesos, como un guante de un boxeo.
En cautividad, o en su hábitat natural, los machos guramis defienden su territorio con un beso de la muerte.
Son muy pacíficos con otras especies dentro de un acuario. Comen algas y algún pequeño invertebrados.
La lucha entre dos guramis besadores comienza y termina con lo que aparentemente es un beso.
Los machos no se besan, sino que se muerden hasta que uno de ellos acaba con los labios destrozados. El daño le impide comer hasta que mueren de inanición.