El olmo (Ulmus carpinifolia), también conocido como negrillo y álamo negro, es un árbol que pertenece a la familia de las Ulmáceas.
Características
El olmo tiene hojas alternas, simples y cerradas, generalmente asimétricas en la base.
Las flores del olmo, inconspicuas, son hermafroditas sin pétalos y con cáliz persistente. Sus frutos son sámaras. Árbol de raíz primaria o pivotante muy fuerte que actúa como un pilote y que se ha usado desde el siglo XII hasta la actualidad para estabilizar el suelo de las orillas de los canales y pólderes de los Países Bajos.
Hábitat y distribución
El árbol del olmo, que suele alcanzar grandes dimensiones, se desarrolla en climas templados y mediterráneos, siendo la zona sur de Europa, el norte de África, y gran parte de la zona mediterránea, los lugares donde mejor crece.
Propiedades medicinales y usos
En la corteza del olmo encontramos hasta un 3% de taninos, junto con fitosterina, mucilagos y un principio amargo. Por la cantidad de taninos que contiene, la corteza del olmo es muy astringente. Tiene asimismo propiedades anti-diarreicas, demulcentes y anti-inflamatorias.
De forma externa también es muy usada para todo tipo de enfermedades de la piel, como en eccemas, herpes, prurito, etc. Las virtudes del olmo ya eran conocidas desde tiempos muy antiguos. Dioscorides se refirió a el en su libro «Materia medica»; se le atribuían entonces amplias virtudes para curar la sarna y cualquier herida. Incluso se menciona que las hojas de este portentoso árbol se podían comer a manera de hortaliza.
Efectos secundarios
Aunque tiene propiedades cicatrizantes, no se debe aplicar en heridas muy profundas, ya que puede producir una fuerte irritación y ardor dentro de la llaga.
Puede desencadenar reacciones alérgicas en la piel si es manipulado por personas que presentan hipersensibilidad a este árbol, aunque estos casos son poco frecuentes. Si la persona ha manifestado alguna reacción al contacto con este árbol no se recomienda su consumo en ninguna de sus formas.