El roble común (Quercus robur) es un árbol robusto, de porte majestuoso, que puede superar los 40 metros de altura.
Característica
El roble es uno de los árboles más majestuosos de nuestros bosques.
El roble puede alcanzar los 40 metros de altura, más frecuentemente hasta 20 ó 25. Presenta una copa amplia y redondeada en los ejemplares que crecen aislados, algo más cerrada si vive en espesura. Corteza pardo-grisácea y más o menos agrietada según la edad.
Hojas caducas, con lóbulos poco profundos y redondeados, verde oscuras por el haz, algo más claras por el envés, sujetas por cortos pecíolos y carentes de pelo por completo. Es frecuente que la base de las hojas sea auriculada.
La floración tiene lugar en primavera.
Las bellotas aparecen maduras en otoño y principios de invierno. Están sujetas por largos pedúnculos, a veces de más de 10 cm de longitud, carácter que permite distinguir esta especie de Q. petraea.
Hábitat y distribución
Desde el nivel del mar hasta unos 1000 metros de altitud, en los suelos profundos y frescos, principalmente en los desprovistos de cal y algo húmedos. Requiere un clima húmedo, oceánico, donde se acuse poco la sequía estival y es algo resistente al frío. Se asocia o pone en contacto con hayedos o con robledales de Quercus petraea y Quercus pyrenaica, con los que forma híbridos con facilidad.
El roble habita en la mayor parte de Europa y en Asia occidental. En la Península se extiende principalmente por las regiones atlánticas: mitad norte de Portugal, Galicia, Cantabria, Asturias, País Vasco y Navarra. También en León, La Rioja, Palencia, Huesca y Cataluña, sur de Salamanca y norte de Zamora. En forma aislada también en algunas montañas del interior y cultivado desde antiguo en la Casa de Campo de Madrid.
Propiedades medicinales
Por su alto contenido en ácido tánico se emplea como anti-diarreico, administrado por vía oral; pero esa misma abundancia de ácido tánico puede provocar gastritis, ocasionando vómitos en personas muy sensibles, por lo que es mas recomendable su administración después de las comidas.
También por su alta cantidad en taninos se ha empleado desde tiempos antiguos para curtir pieles. Por vía externa, su aplicación sirve para contrarrestar heridas, hemorroides, eccemas y quemaduras.
También posee acción anti-inflamatoria, antiséptica y antipirética, por lo que resulta apropiado en casos de faringitis, estomatitis, amigdalitis y vaginitis. Actúa también como hemostático en casos de hemorragias nasales, gástricas, uterinas funcionales e incluso en dismenorreas.