Las colonias caninas se introdujeron en el mercado español aproximadamente hará unos 20 años.
Estos productos forman parte del «proceso de humanizacion» de muchos perros urbanistas, que conviven con personas.
Las colonias caninas tienen propiedades desodorantes y algunas aportan aromas similares a los utilizados por las personas para perfumarse, ya sean olores frutales o florales.
No obstante, los perros emiten y captan feromonas olorosas muy potentes.
Por eso, si el uso de la colonia es moderado, no hay riesgo de que la interacción con otros perros se vea afectada. La colonia no se debe aplicar sobre las mucosas del perro (nariz), ojos o genitales, es decir, en zonas del cuerpo desprovistas de pelo y susceptibles de sufrir irritaciones.
Lo adecuado es aplicar la colonia al perro tras el baño, cuando está limpio.
La colonia debe pulverizarse por el pelo, en la zona del lomo y del cuello.
No es necesario usarla a diario.