Personas que conviven con perros suelen decir que sus perros se parecen a ellos en su comportamiento y carácter: dormilones, sedentarios, activos, tímidos o tragones.
¿Qué hay de realidad en esta percepción?
«De manera instintiva, escogemos animales con características compatibles con las nuestras; y, por ello, al lado de una persona nerviosa, suele haber un perro inquieto, o al contrario, un can tranquilo convive con un dueño pausado”, explica la psicóloga especializada en terapias con animales.
Pero esta decisión inicial no es la única causa por la que personas y perros se parecen, sino que también influye la capacidad de imitación de la mascota.
Otros investigadores corroboran la capacidad de los perros para imitar a sus dueños. Quienes indagaron en la habilidad de los perros para emular a personas, y descubrieron que pueden recordar y repetir las acciones de estos individuos, como dar vueltas sobre sí mismos, incluso transcurridos unos minutos.
Por otro lado el psicólogo nipón Sadahiko Nakajima llevó a cabo un estudio para determinar que perros y dueños tienen similitud en sus rasgos faciales, sobre todo en los ojos.
En el estudio se llegó a la conclusión de que coincidían en un 74%.