Desde hace 15 años el conocimiento de los procesos neuronales en perros ha permitido fijar a los veterinarios protocolos de terapias analgésicas. Lo más importante es que el animal no sufra, los calmantes deben tener una función preventiva.
A la hora de comenzar con la terapia sedante, hay que tener en cuenta la especie. La medicina veterinaria ha avanzado mucho a la hora de tratar el sufrimiento en perros y gatos, pero los tratamientos en animales exóticos como camaleones, iguanas o serpientes son anecdóticos.
Las investigaciones para crear nuevos fármacos que paren el dolor en animales son muy recientes y en este campo aún funciona desgraciadamente la tradición popular, detectando el problema cuando el dolencia está muy avanzada.