Después del embarazo de nuestra gata llegan los tan esperados gatitos. Las crías al principio dependen totalmente de la madre. Es importante que le busquemos a la gata un sitio cálido y reservado donde tener los gatitos. Además, tenemos que estar preparados, por que la hembra come el triple de lo habitual.
El día que nacen las crías no pueden oír ni ver, por lo que no se separan de la madre. A partir de la semana de vida van abriendo los ojos. Pero, siguen siendo muy vulnerables y duermen acurrucados para darse calor y sentirse más seguros.
La vista se perfecciona con bastante celeridad y la segunda semana ya suelen ser capaces de localizar y reconocer a su madre. Al principio ante su ceguera transitoria hay que ser cuidadosos pero a los 15 días ya empiezan a evitar obstáculos. A las tres semanas de vida, los gatitos ya tienen una movilidad independiente y pueden empezar a comer elementos sólidos.
No utilizan su visión a la perfección hasta pasadas 12 semanas. Un dato curioso de estos animales es que nacen todos con los ojos de color azul. Es en este periodo de 12 semanas cuando se va definiendo su color definitivo.