Hace muchísimos años, los seres humanos y los lobos comenzaron a hacer buenas migas por interés y curiosidad.
Nosotros encontramos en ellos un buen guardián o a un compañero de caza, y los animales descubrieron una fuente fácil de conseguir comida.
Y así aparecieron los perros, algo que ocurrió en Europa hace 18.000 años.
Con el paso del tiempo, se convirtieron en la variedad de razas que hoy tenemos en casa como mascotas. Para probar su hipótesis, examinaron la atención social y la tolerancia de los lobos y los perros dentro de sus manadas y hacia los seres humanos.
Estudiaron ejemplares que han crecido con miembros de su especie.
«Los animales socializan tanto con sus congéneres como con las personas. Para poder comparar el comportamiento de los perros y los lobos y para investigar los efectos de la domesticación, es importante que los animales vivan en las mismas condiciones», explican los investigadores.
Varias pruebas de comportamiento mostraron que los lobos y los perros tienen habilidades sociales bastante similares.
Los investigadores probaron cómo los lobos y los perros pueden encontrar comida que ha sido ocultada por un miembro de la misma especie o por un ser humano.
Tanto los lobos como los perros utilizaron información proporcionada por un ser humano para encontrar la comida escondida.