No importa el amor o la educación (buena o mala) que le demos a nuestro perro. Más allá del “siéntate”, el “plas” y el “quieto”, vive un animal emparentado con el lobo que conserva pautas de conducta.
Descartadas las vinculaciones con presentimientos de muerte, lunas llenas y otras dimensiones, ¿tiene el aullido canino una explicación científica? en esencia es un acto de comunicación.
Los lobos lo usan para demarcar territorios, arengar a la manada o fijar posición en un entorno salvaje. En los perros de ciudad el aullido es una reacción instintiva que se suele dar con más frecuencia entre razas próximas al padre genético de la especie.
Los expertos creen que las sirenas provocan el aullido por la rápida variación de agudos y graves de un sonido que destaca sobre el ruido cotidiano.
O por su similitud, en frecuencia de emisión e intensidad, con un aullido real. Ahí esta lo que los etólogos llaman comportamiento alelomimético, es decir, la mera imitación de una conducta como gesto de pertenencia al grupo.
También pueden influir factores no exógenos como la sensación de soledad del perro, en cuyo caso aúlla para atraer a otros congéneres.