Os habréis dado cuenta de este curioso ritual que hacen algunos perros cuando acaban de hacer sus necesidades: rascar el suelo, ya sea sobre la tierra, sobre la hierba o sobre el asfalto, con sus patas traseras y delanteras. Este comportamiento puede ser rápido o se puede tomar su tiempo.
Algunos propietarios creen que este comportamiento tiene que ver con el de los gatos, el de intentar tapar los excrementos una vez acaba.
El objetivo del perro al rascar el suelo no es el de tapar sus heces, sino el de dejar una información al siguiente perro que pase por ahí. No es una casualidad que más de un perro haga sus necesidades en el mismo sitio. Hacer las necesidades, en ese lugar, no solo es una necesidad fisiológica, sino que se convierte en una necesidad comunicativa.
En un post anterior contamos la función de las glándulas anales, unas bolsitas que se sitúan en la entrada del ano del perro, y que contienen entre otras cosas unas hormonas llamadas feromonas. Recordemos que el olfato es el mejor sentido del perro. Gracias a estas hormonas, el perro puede traducir ese olor en información (de ahí que también lleven a cabo el usual comportamiento de olerse el trasero).
Cuando el perro hace sus necesidades también deja información en las mismas y al rascar el suelo está dejando un mensaje a los siguientes perros: “yo he estado ahí y este soy yo”. Así, el siguiente perro que pase por ahí y vea las marcas se parará para descodificar esa información dejada por el compañero.