1. No existe vínculo con el perro. Le das de comer y le sacas a la calle pero ¿realmente existe es conexión entre tu perro y tú? Antes de empezar será necesario crear o reforzar ese vínculo.
2. El lenguaje no es claro,por lo tanto nuestro perro no nos entiende. Y esto abarca desde problemas con las palabras empleadas a un lenguaje gestual confuso. ¡Por algo en adiestramiento siempre se utiliza un lenguaje corporal neutro!
3. El proceso de aprendizaje no ha sido el apropiado (demasiado rápido). Si el perro no ha organizado en su cerebro las bases no puede avanzar, y el ser humano siempre tiene prisas.
4. El proceso de aprendizaje no ha sido el apropiado (demasiado lento). Sí, tu perro se ha aburrido de hacer siempre lo mismo.
5. Los refuerzos (físicos) no son los apropiados. Hay perros a los que no les gustan las salchichas, otros ignoran la pelotas… utiliza lo que más le guste a tu perro.
6. Los refuerzos (sociales) son inexistentes. ¿Recuerdas el punto 1? Para muchos perros el refuerzo social es más importante que el juguete más apasionante.
7. El entorno supera al perro (que va unido al punto 3). Si avanzamos demasiado deprisa, el perro no podrá gestionar las distracciones que provienen del entorno.
8. Un perro no es un esclavo. Los perros no nacen con el objetivo de ser sirvientes del ser humano, les gusta correr, oler, morder y disfrutar de lo que les rodea. No es posible llevar un perro junto a ti durante media hora de paseo. La exigencia en el adiestramiento debe ser la justa.
9. La edad importa. Los perros aprenden desde que nacen, pero ni lo hacen siempre igual a lo largo de toda su vida. Hay que adecuar el nivel de exigencia con nuestros perros de acuerdo a su edad.
10. La estimulación también importa. Un perro que ha sido enriquecido desde cachorro aprenderá mucho más rápido y de forma más fiable que otro que ha vivido en un entorno triste.