Es muy importante que desde el primer momento pongas en el collar de tu perro una chapa con tu número de teléfono y el nombre del perrito, que llevará siempre puesto. En caso de pérdida es la mejor forma de recuperarlo, aunque también lleve microchip o tatuaje, pues es obligatorio que vaya identificado de una de estas dos maneras.
Si el perro adoptado no es el único de la casa hay que educar también al otro perro para que aprenda a compartir el nuevo espacio. Un perro adoptado requiere de más paciencia ya que llega con una serie de hábitos que hay de quitar y otros que debe coger.
Las reglas a seguir para conseguir un correcto status son las siguientes:
- No alimentar a tu perro hasta que tú no hayas comido: los “el líder de la manda” come primero.
- Juega con él pero asegúrate de que tú ganas: los “lideres de la manada” siempre ganan.
- Asegúrate de que tu perro te deja pasar antes de atravesar las puertas: los “lideres” pasan primero.
Estas y multitud de sutiles técnicas de refuerzo harán que tu perro compruebe que los humanos son los “lideres” de la “manada”.
En un principio deberás salir a la calle con tu perro sujeto con la correa, nunca lo sueltes ya que no conoce su entorno ni te conoce a ti todavía y podría escapar y perderse . Poco a poco podrás ir viendo las reacciones de tu animal y le irás proporcionando confianza. Un perro que es adoptado puede estar al principio confundido y miedoso, por tanto tendrá tendencia a escaparse y huir. Esto sólo ocurre hasta que te hayas ganado su confianza. Tú mismo te darás cuenta cuando esto ocurra, ya que cada perro necesita un tiempo determinado dependiendo de sus circunstancias.