Los perros, al igual que las personas, pueden pasar por momentos depresivos. Las causas suelen ser los cambios en su vida y costumbres, esto es: mudanzas, nuevos inquilinos en casa, cambios de rutinas de sus dueños,entre otras muchas cosas. A pesar de tener síntomas muy similares a la depresión en humanos hay bastante desconocimiento en la terapia animal.
El primer paso es saber reconocer los síntomas. Antes de nada debemos llevar al animal al veterinario para poder descartar cualquier problema de salud. Si notamos que nuestro perro está cansado, sin energía, con cambios en su alimentación y alteraciones en su horario de sueño, reticente a participar en actividades que antes le entusiasmaban, seguramente esté deprimido.
Ante la crisis depresiva debemos plantearnos si estamos haciendo algo mal y cual ha podido ser la causa. De ser así debemos cambiarlo enseguida. La paciencia, atención y cariño hacia nuestro animal serán fundamentales para su recuperación. Hay que procurar que estén entretenidos todo el tiempo y reciban una atención extra. Los paseos más largos, algo de deporte y muestras de afecto son ideales en estos casos.
Cuando veamos que se encuentra feliz debemos recompensarle con un premio, para que mantenga esa actitud y sepa que eso es lo que queremos. Tenemos que tener cuidado con no incentivar comportamientos negativos dando golosinas o premios cuando están tristes. Si estas pautas no fueran suficientes, consulta a un especialista ya que existen tratamientos específicos.