Un perro puede percibir sonidos de hasta 60.000 hercios, frente a los 20.000 hercios que escucha el humano.
Esta audición casi perfecta que es el oído del perro se divide en tres partes: la fracción externa, el oído medio y el oído interno. La fracción externa es la parte visible, la oreja del animal.
El oído medio conecta la oreja con las partes profundas y sirve para proteger al animal de los sonidos excesivos.
El oído interno es un conjunto de conductos intrincados y cavidades rellenas de líquido, que confiere al animal la capacidad de oír y de mantener el equilibrio.
La oreja del perro está formada por trece músculos distintos.
Manipular con cuidado esa zona cargada de músculos es una actividad realmente relajante para nuestro amigo.
El perro experimentará una relajante sensación si, una vez que se encuentre en la punta de esta estructura cartilaginosa, ejerce una ligera presión con los dedos pulgar e índice.
Aplicar presión con las yemas de nuestros dedos en las orejas, con cuidado, es una buena forma de comenzar a masajear esta zona.
Otra opción interesante consiste en rodear con las manos la base de las orejas del can (la parte en la que se unen a la cabeza) y proporcionar presión con las yemas sobre esa región.
El masaje es adecuado para liberar a nuestro peludo del estrés acumulado en ciertas situaciones.