El águila imperial ibérica es una especie de águila endémica del suroeste de la Península Ibérica y norte de Marruecos, donde habita todo el año, defendiendo su territorio con gran celo.
Hasta no hace mucho se le consideraba una subespecie del águila imperial oriental (Aquila heliaca), pero los estudios de ADN de ambas aves, demostraron que estaban lo suficientemente separadas como para constituir cada una especie válida.
El plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más pálida que otras partes del cuerpo, y la cola más oscura, sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental. En el caso de los individuos subadultos, éstos son pardo-rojizos, sin diferencias de coloración, y no desarrollan el plumaje de los individuos maduros hasta los 6 años de edad, al mismo tiempo que la madurez sexual.
Las hembras son algo mayores que los machos, pudiendo llegar a alcanzar los 3,5 kg de peso.
Datos principales de la águila imperial:
Longitud: 73-87 cm.
Envergadura: 190-220 cm.
En grave peligro de extinción
Hábitos: sedentaria, cazadora, principalmente conejos y liebres.
Peso: 2.400 a 3.500 gr.
Reproducción: de marzo a julio
Alimentación: todo tipo de animales de hasta 3 kg (desde zorros hasta ratones)
Nidificación: en árboles.
Puesta: de 1 a 4 huevos.
Huevos: 73×57 mm, 130 gr.
Independencia de sus progenitores: 4 meses.
Hábitat
Esta especie se localiza casi con exclusividad en la Península Ibérica, en donde habita todo el año, defendiendo su territorio con gran celo.
Sus hábitats idóneos son las áreas de bosque esclerófilo típicamente mediterráneo, donde se entremezclan los matorrales, los pastizales y los riachuelos. Está presente sobre todo en las campiñas bajas del centro y sur de la Península Ibérica.
Los ejemplares más jóvenes pueden ser capturados por otras aves rapaces y por zorros. El alarmante descenso de su población se debe, no obstante, a causas exclusivamente humanas: caza ilegal, electrocución, transformación de zonas forestales en regadíos, empleo exagerado de pesticidas, etc.
A pesar de ser un ave numerosa durante la primera mitad del siglo XIX, actualmente el número de parejas reproductoras apenas supera la centena.
Alimentación
En comparación con el águila real, sus garras son más débiles, dedicándose a la caza de animales menores, a los que ataca casi siempre en el suelo. Básicamente son ardillas terrestres, conejos y liebres. Se sabe que atacan también a las ocas de corral.
Algunas veces sale la pareja a cazar; mientras uno levanta la presa el otro la captura.
Comen también carroña de animales.
Comportamiento y caza
Caza en terrenos abiertos. Normalmente captura desde el aire, aunque los ejemplares jóvenes suelen cazar más al acecho. La alimentación es a base de vertebrados, mamíferos (conejos), aves, reptiles e incluso carroña en invierno.
Se encuentra en grave peligro de extinción, ya que su dependencia de biotopos forestales, la caza y los tendidos eléctricos son factores limitantes. El territorio de caza puede abarcar unas 2.000 hectáreas. En la Región es todavía frecuente encontrar nidos con tres pollos, aunque la influencia de la contaminación por insecticidas y pesticidas ha hecho aumentar alarmantemente el número de huevos infértiles. Su puesta normal es de cuatro a cinco huevos. Su dieta está compuesta principalmente por liebres, palomas, córvidos y conejos.
Estado de conservación
Todavía a comienzos del siglo XX, el águila imperial ibérica era un animal muy abundante en gran parte de su zona de distribución, pero en las últimas décadas, su número ha descendido en picado. Actualmente sólo se tienen noticias en Portugal de avistamientos ocasionales de nómadas, y la población de Marruecos podría estar reducida a una única pareja reproductora y algunas de sus crías. En España habitan actualmente unas 240 parejas adultas y un número indeterminado de jóvenes nómadas, principalmente en los parques nacionales de Cabañeros y el Coto de Doñana.
Desde 1991 se observa una acusada desproporción de sexos en la especie, siendo el 70% de los pollos nacidos de sexo masculino. En 2005, el CSIC puso en marcha un plan para intentar aumentar el número de hembras.
Las causas del descenso poblacional del águila imperial ibérica son varias. A mediados del siglo XX, las águilas eran matadas por los ganaderos junto con muchas otras rapaces, a pesar de que nunca se han observado ataques de esta especie contra rebaños (sólo alguno ocasional contra patos domésticos). Las primeras medidas de protección llegaron a mediados de los 60 como consecuencia, en gran medida, de la labor de Félix Rodríguez de la Fuente.
A pesar de ello, el desarrollo de la red eléctrica en España (y con ella, el aumento de las muertes de jóvenes que chocan con los tendidos de alta tensión), el uso de pesticidas y la extensión de la mixomatosis y otras epidemias sobre el conejo, su principal alimento, ha puesto a la especie al borde de la extinción. Aunque todavía sigue en peligro, la atención del gobierno español ha conseguido que a pesar de todos los impedimentos, la población de este símbolo de la fauna ibérica se haya duplicado desde principios de años 90.
Reproducción
Nidifican en árboles y son amantes de su territorio, en el que disponen de varios nidos utilizados en rotación. Estos nidos, según los árboles disponibles (normalmente alcornoques y pinos), pueden estar en lo alto y también a poca altura.
A principios de año comienza su llamativo cortejo, de manera que hacia marzo ya están las parejas consolidadas. Es en esta época, durante la reproducción, cuando más sensible es el águila imperial a la presencia humana. Incluso puede abandonar la puesta si es molestado y nidificar de nuevo en un lugar más tranquilo.
Los dos o tres polluelos salen del cascarón a principios de junio, después de una incubación de 43 días. Con 35 días tienen ya el plumaje completo, y con 6 meses vuelan ya, regresando las primeras veces al nido para dormir.
Al contrario de lo que ocurre con las águilas reales, los dos polluelos suelen llegar a adultos, excepcionalmente incluso tres, aunque en épocas de escasez también practican el cainismo.
Cuando los progenitores deben abandonar el nido, cubren los huevos o los polluelos con ramitas verdes.
Al transcurrir dos meses, los pollos se alejan del nido, siendo todavía vigilados por los padres. Esta tutela se aminora, llegando a transformarse en un comportamiento agresivo, que obliga a los jóvenes a dispersarse. Volverán a los tres o cuatro años, convertidos en adultos, para criar cerca de la zona donde nacieron.
Sólo a los 6 años de edad alcanzan el plumaje de las águilas imperiales adultas.
Bibliografía
http://www.faunaiberica.org/?page=aguila-imperial-iberica
http://perso.wanadoo.es/monroy/visita/aguilaimp.htm
http://www.deanimalia.com/montanaaguilaimperialiberica.html
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