La tortuga mora (Testudo graeca) es una de las ocho especies de tortuga clasificadas tradicionalmente dentro del género Testudo es la especie con la distribución más extensa del género y está presente en tres continentes (Europa, África y Asia). Se conocen diecisiete especies diferentes.
Características físicas
La tortuga mora presente en España llega a medir unos 18 cm. Su caparazón es abombado y de tonos amarillentos a verde oliva, aunque algunos ejemplares presentan un caparazón casi negro. Las placas que forman este caparazón suelen tener los bordes negros y una mancha negra en su interior.
Algo característico de la tortuga mora y que la distingue de la tortuga mediterránea es que la placa supracaudal (la que está encima de la cola) no está dividida.
El peto, llamado en las tortugas “plastrón”, es amarillo con manchas negras, que se notan más en los individuos jóvenes que en los adultos, y las escamas son mayores que las de la espalda.
La cabeza de la tortuga mora es amarilla con manchas negras que pueden extenderse hasta casi cubrirla. Tiene los ojos saltones como los de las ranas, lo que también sirve para distinguirla de otras especies.
Las tortugas moras tienen cinco uñas en las patas delanteras y cuatro en las traseras, y en la parte posterior del muslo tienen un espolón, otra característica más que las distingue de las otras siete especies de Testudo.
Los machos son más pequeños (hasta 15 cm) y tienen la cola larga y robusta, mientras que en las hembras, mayores (hasta 18 cm), la cola es pequeña y corta. El plastrón de las hembras y los jóvenes es plano, mientras que el de los machos tiene una concavidad para facilitar el acoplamiento durante el coito.
El hecho de que las hembras sean más grandes que los machos se debe a que alcanzan la madurez sexual más tarde (a los 8 ó 10 años), momento hasta el que siguen creciendo.
Aunque todavía se está ajustando su clasificación, en este momento se consideran diecisiete subespecies diferentes de Testudo graeca, de las cuales sería la Testudo graeca graeca la presente en España (junto con Marruecos y Argelia). Se distingue de las otras subespecies por su primera placa vertebral redondeada.
El nombre graeca de la especie no proviene de su origen, sino de la forma de las placas y dibujos de su caparazón, que recordaban los mosaicos griegos. Por eso se considera más correcto llamarla ‘tortuga mora’, de Mauritania, que es donde están sus mayores poblaciones y hay más registro fósil.
Alimentación
La alimentación de la tortuga mora debe estar basada en vegetales y hortalizas. La base de su alimentación son las plantas silvestres. Se les deben proporcionar alfalfa, cardos, diente de león, llantén, plantago, trébol, milenrama, madreselva, romero, salvia y melisa. Hay muchos aficionados que también les dan higos chumbos y palas de chumbera (Opuntia sp.), a la que previamente se le deben quitar los pinchos y la piel. Se les puede ofrecer también col, espinacas, brócoli, lechuga, siempre limpios de pesticidas. Es muy importante que la mayor parte de alimento sean plantas silvestres, pues las hortalizas contienen demasiadas proteínas.
También de vez en cuando pueden consumir tomates y pepinos. Es posible también ver que se alimentan algunas veces de animales muertos y carroña. Se recomienda que se planten las plantas silvestres anteriormente mencionadas y algunas hortalizas para que las tortugas las tengan siempre a mano y se las coman cuando más les apetezca. Se les puede dar pienso especial para tortugas terrestres mezclado con el resto de comida. Eso sí, siempre es mejor plantas y verdura fresca. No es recomendable darles fruta, pues contiene poca fibra y demasiado azúcar. La achicoria, la achicoria roja, los berros y los canónigos son vegetales aptos para alimentar las tortugas gracias a su riqueza en calcio respecto al fósforo y por las fibras que contienen. Altas dosis de proteínas o de fósforo junto con una exigua ingestión de calcio provocan deformaciones permanentes de la espaldar y daños en los órganos internos.
También será recomendable que se les añada calcio a su alimento, para fortalecer sus huesos y su caparazón. Se deberá también tener en cuenta que necesitan tener a mano un cuenco con agua fresca. No debe tener más de 5 o 10 cm de profundidad, y el agua será renovada a diario.
Habitualmente acudirán al cuenco para beber y para bañarse. Un síntoma evidente de mala alimentación es un espaldar con las escamas puntiagudas y estriadas en las suturas, un fenómeno conocido como piramidalización. En cambio, un espaldar liso y de forma ovalada indica una alimentación correcta.
Hábitat
En el área de Doñana, en el suroeste de la Península ibérica, el hábitat de las tortugas se caracteriza por su sustrato arenoso en el que alterna el matorral mediterráneo con helechales y amplias zonas de pradera. En las poblaciones orientales, las tortugas se encuentran en zonas de media montaña, de naturaleza silícea y escasa pendiente, asociándose a matorral de baja cobertura, especialmente donde se entremezcla con pinares abiertos y pequeñas extensiones cultivadas.
Distribución
Especie paleártica occidental, en Europa está presente en: Italia, Grecia oriental, España, Turquía europea, en algunas islas del Mar Mediterráneo, a lo largo de la costa búlgara y rumana del Mar Negro. En Asia es muy común en Turquía, Asia Menor, Siria, Líbano,Israel, Jordania, cáucaso, Irán, hasta los confines de Pakistán. En África del Norte se distribuye por Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.
Reproducción
Aunque el periodo de cortejos puede iniciarse en otoño, el principal periodo se localiza entre febrero y mayo. Las hembras pueden copular con distintos machos durante una misma estación reproductora, pudiendo tener los huevos de cada puesta un único o distintos padres. Cuando no se produce la renovación de esperma entre puestas sucesivas, utilizan esperma almacenado para la fecundación de los huevos.
Las hembras desarrollan de 1 a 4 puestas anualmente, con un número medio de 3,5 huevos. Realizan sus nidos entre el mes de abril y junio (excepcionalmente julio). Las primeras crías eclosionan y pueden emerger del nido en agosto, y las últimas en septiembre. El período de incubación varía entre 67 y 129 días, retrasándose la emergencia de la cría unos nueve días después de la eclosión del huevo. La temperatura en los nidos promedia 27,9 ºC, pero muestra una amplia variación diaria y a lo largo del periodo de incubación.
Las hembras alcanzan la madurez sexual con un tamaño medio de 170 mm y edad media de 8,5 años. Los machos maduran con un tamaño medio de 141 mm y edad media de 7 años.
La razón de sexos, que se estima sobre individuos vivos, muestra mayor número de machos, lo que se cree influenciado por la mayor actividad que suele apreciarse en los machos. Sin embargo, se considera más fiable la razón de sexos obtenida a partir del número de individuos muertos encontrados que se aproxima a la paridad.
La estructura de edades presenta normalmente una distribución con escasa frecuencia de individuos de corta edad, que refleja la escasa incorporación de juveniles que suele producirse anualmente, aunque ocasionalmente se producen años favorables de mayor incorporación o supervivencia de crías. En Doñana, la mayor longevidad corresponde a un individuo de 43 años.
Aunque la tasa de eclosión suele ser elevada (44-80%), la tasa de supervivencia de juveniles es normalmente baja y muy variable (Probabilidad de supervivencia de 0 a 6 años: 1,3-9,7% en Doñana; tasa anual del 45,7% en Murcia). Por el contrario, la supervivencia de los adultos es muy elevada, estimándose normalmente una tasa anual superior al 90%. Con estas características, la estabilidad de las poblaciones suele depender fundamentalmente del mantenimiento de las altas tasas de supervivencia de los adultos, aunque finalmente también resulta de importancia la incorporación de juveniles. La población de tortugas de Doñana, en la que se pueden observar años de escasa incorporación de crías y alta mortalidad juvenil, se mantiene estable gracias a la alta supervivencia de los adultos, mientras que un notable incremento ocasional en la incorporación de crías, en esporádicos años favorables para ello, tiene además un importante papel regulador en su dinámica y estabilidad.
Estado de conservación
A nivel mundial, la IUCN considera a Testudo graeca como Vulnerable (VU). En el Atlas y Libro Rojo de los anfibios y reptiles de España, se considera que la especie esta en peligro, EN, en nuestro país siendo los criterios que aconsejan colocarla en este estatus los denominados A2c, b1ab+2ab por la IUCN.
Las principales amenazas que se ciernen sobre las tortugas moras españolas son la degradación y fragmentación del hábitat debida al aumento de los cultivos intensivos, incendios, construcción de vias de comunicación, urbanizaciones, etc.; por la recolección furtiva que aún se da sobre todo en las poblaciones del sureste peninsular; y por último por la introducción de ejemplares procedentes de cautividad que puede dar lugar a la aparición de enfermedades en las poblaciones silvestres y a la contaminación genética.
Bibliografía
http://www.vertebradosibericos.org/reptiles/tesgra.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Testudo_graeca
http://www.infotortuga.com/tortuga_mora_espana.htm
http://www.faunaiberica.org/?page=tortuga-mora
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